La mejor manera de vivir el aislamiento en casa es conectados con los vecinos dando click a la comunidad. No sólo se trata de protegernos para no ser contagiados físicamente, sino de cuidar la salud emocional para fortalecer nuestras defensas y eso implica tener redes de apoyo en mi entorno. Es tiempo de conectarnos con los vecinos para comunicar la palabra, la información o el alimento que ellos pueden necesitar o que yo puedo necesitar.
Esta emergencia nos obliga a descentrarnos como una manera de sobrevivencia: nos hace alzar la mirada para encontrar una palabra de aliento, nos revuelca en la tierra para quitarnos el traje de la soberbia y ponernos el traje de la humildad, nos reta a tocar las raíces para no desfallecer y nos hace descubrir el modo comunidad que habíamos cancelado.
La incertidumbre hace ponernos delante de los otros para reconocer que no podemos solos. Hoy más que nunca necesitamos de los demás. Esta situación no la podremos soportar si no asumimos que somos una sola comunidad, que vamos juntos en una misma barca. Es pensando en el otro como podemos salir adelante.
Los invitamos a activar las redes vecinales de solidaridad por medio del whatsapp, teléfono o internet para apoyarnos unos a otros en este tiempo de soledad. En las ciudades las redes pueden ser por calles y en las localidades más pequeñas pueden ser por barrios o sectores. Lo importante es seguir los causes naturales de la comunicación vecinal.
Es importante que las redes estén enlazadas para atender alguna necesidad y sean coordinadas por un núcleo, que puede ser alguna instancia civil o religiosa. Si se trata de una población grande, es importante primero sectorizar y asignar un responsable para la organización de las redes. Ahí invitamos a los jóvenes que puedan colaborar en la construcción de las redes.
Es tiempo de imaginar otros modos de vivir la ciudad o la localidad. Ante todo está la vida de los hermanos y hermanas. Todos vamos juntos en la misma barca. No podemos solos, es tiempo de pensar en comunidad.
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